La Secretaría de DDHH de la CTA, regional Villa María, a pedido de los familiares del señor Carlos Bustos, procesado detenido en la cárcel de esta ciudad, intervino en el caso. El hombre reclamaba por la injusta reclusión que vivía y la demora en el tratamiento de su causa judicial. La siguiente es la crónica realizada desde El Diari del sur de Córdoba.
La de ayer fue una jornada intensa para Carlos Alberto Bustos, quien hacía desde el 30 de abril del año pasado que estaba alojado en un calabozo de la cárcel de barrio Belgrano, esperando una respuesta que no llegaba.
Angustiado, optó por coserse la boca. Tres puntadas, “como si fuera un matambre”, comentó a este cronista un testigo de la desesperación del reo, que insistía con su inocencia y su clamor se estrellaba contra las paredes sordas de la Unidad Penitenciaria Nº 5.
Carlos Alberto Bustos, de Isla Verde, había sido detenido junto a su hermano Marcelo Juan Bustos, acusados de “homicidio en ocasión de robo” hace un año.
Desde entonces, Carlos Alberto, representado por la letrada Alicia Boech de Las Heras, abogada de oficio, quien junto a su cliente venían reiterando un pedido de libertad dormía en los laberintos de la burocracia judicial.
La causa fue instruida por el fiscal Carlos Viramonte, de Marcos Juárez.
ADN negativo
Entre las tantas pruebas que Carlos Bustos y su abogada acreditaban como irrefutables a la hora de mostrar su inocencia, había estudios de ADN realizados oportunamente por el Centro de Excelencia en Productos y Procesos de la Provincia de Córdoba (Ceprocor), los cuales habían arrojado resultado negativo.
Una cadenita
Otro “elemento probatorio” que según la defensa “despegaba” a Carlos Alberto Bustos del hecho, fue una cadenita alusiva al club Boca Juniors, la cual, según varios testigos habría sido “plantada” por los investigadores.
Pero, para reforzar la inconsistencia de dicha prueba en su contra, Carlos Bustos dijo ayer, con apasionado énfasis: “Soy hincha de River, jamás, ni loco, me pondría esa cadenita”.
Sin embargo, hizo falta que se cosiera la boca para que, paradójicamente, su clamor de inocencia fuese escuchado, al menos por los dirigentes de la Secretaría de Derechos Humanos de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), quienes, al tanto de la situación, llegaron la mañana de la víspera a golpear las pesadas puertas del penal local.
Y la puertas se abrieron.
“La directora de la cárcel, Estela Grognoletti nos recibió muy bien y se puso a disposición para tratar de solucionar el asunto”, dijo a EL DIARIO uno de los militantes de la CTA.
En libertad
El mismo sindicalista comentó: “Hablamos con Bustos y le explicamos que el camino de la autoagresión no lo iba a llevar a ninguna parte. Le propusimos que depusiera su actitud y nosotros nos comprometimos, a cambio, a acelerar su trámite lo más que pudiéramos”, dijo. “Era impresionante verle la boca”, agregó.
Horas después, el preso había recuperado su libertad y viajaba en un colectivo hacia Isla Verde, para reecontrarse con su madre, quien insiste en que su otro hijo, que permanece alojado en la cárcel de barrio Belgrano, también es inocente.
¿Una causa “armada”?
No menos intensa que para Carlos Alberto Bustos (aunque sí menos feliz) resultó la jornada de ayer para su hermano Marcelo Juan Bustos, quien es representado legalmente por el letrado Gonzalo Jaureguilazo.
En un velorio
Al parecer, tampoco el ADN de este Bustos coincidía con el de la víctima, y para reforzar su inocencia, el hombre, quien vive con su familia en Firmat, tiene una gran cantidad de testigos que lo sitúan en el velorio de un pariente el día que ocurrió el hecho que se le atribuye.
No obstante, Marcelo Juan Bustos seguirá durmiendo en un frío calabozo de la cárcel local, al menos por unos días más, aunque abrigando la esperanza de sentarse pronto a la mesa familiar, a tratar de olvidar la pesadilla de haber estado en prisión un año, sin más compañía que la íntima convicción de su inocencia.
Hoy su defensor presentará el pedido de excarcelación, pero seguramente la Justicia se tomará unos días para resolver. Y para colmo, se avecina un “fin de semana largo”, por el feriado del 24 de marzo.
El hecho
Los hermanos Bustos fueron incriminados por distintos testigos de haber sido los autores del asalto y muerte de José Luis Dichiara (53), aparentemente perpetrado el 12 de marzo de 2008.
Dichiara habría sido abordado en su auto en Corral de Bustos y hallado muerto dos días después entre aquella localidad y Colonia Progreso. Tenía un golpe en la cabeza y había sufrido hipotermia.
El coche en que se conducía fue encontrado en Berabebú.
Luego, aparecieron los dos testigos mencionados, quienes involucraron a Carlos Alberto y Marcelo Juan Bustos, que fueron detenidos días después.
Extraído de nota publicada en El Diario, empresa recuperada por sus trabajadores de prensa y gráficos.
viernes, 20 de marzo de 2009
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