El dos de septiembre de 2007 se realizaron elecciones para gobernador de Córdoba y en Villa María se descubrió al secretario general y de gobierno del municipio robando un voto.
Desde algún teléfono se mandó un mensaje de texto a muchos ciudadanos diciéndoles que se trataba de una mentira armada por trabajadores de prensa. Desde la conducción (no la militancia) del PJ, algunos hicieron público su apoyo al antidemocrático funcionario municipal. En reuniones privadas decían que todo sería aclarado en el ámbito judicial. Pero el secretario Otto Wester fue procesado por la justicia cordobesa comprobándose que robó el voto. Si bien evitó sentarse en el banquillo de los acusados en un juicio oral y público, ha tenido que realizar actividad solidaria y ver afectados sus derechos a raíz de esa conducta contraría a los principios democráticos.
En aquel momento la CTA se manifestó en contra de cualquier tipo de conducta conducente a desvirtuar lo que los ciudadanos expresan mediante su voto, pero sin hacer especial énfasis en el caso Wester. Ahora que actuó la justicia nos preguntamos si aún existe alguien que pretenda defender el robo del voto. También nos surge el interrogante acerca de si Wester recibió alguna sanción por parte de la estructura local del partido político al que pertenece o si en realidad está siendo premiado por la estructura de poder que existe en la ciudad.
Otros pretenden minimizar el hecho diciendo que solo se probó el robo de un voto. Pero, preguntamos, acaso eso significa que no robó o robaron muchos más. Incluso ¿Es posible la democracia si toleramos que los votos sean robado? ¿Acaso quién roba un voto no es alguien antidemocrático?, ¿Para algunos está permitido ser antidemocrático?. Desde la CTA pensamos que no debemos perder la memoria, en esta sociedad muchos sufrieron persecuciones e incluso perdieron la vida para que todos pudiéramo tener la posibilidad de votar e ir construyendo una democracia.
También podemos preguntarnos, qué grado de violencia existe en una conducta que pretende anular la voluntad de otro ciudadano y cuánto se potencia la misma si el antidemocrático es un funcionario del gobierno. Incluso ¿Qué mensaje se emite a la juventud cuando el personaje es apañado por el poder político?.
Wester ha tenido que prometer ante la justicia que se portará bien, pero no ha pedido disculpa públicamente a los cordobeses. Quizás piense que no lo debe hacer, pero debería entender que ha ido en contra de lo democrático: pretendió anular una expresión de disenso con el sector político que él integra. Siguiendo con los interrogantes nos preguntamos ¿Qué pasaría si esto no fuera condenado políticamente con la suficiente fuerza?. Si no se sancionara políticamente con la suficiente fuera el robo del voto, cuando no se pueda robar votos, cuando no puedan callar las voces disonantes, cuando ya no surta efecto la propaganda ¿Cómo eliminarán el disenso?
Desde la CTA , sin ningún tipo de dudas, se repudia enérgicamente la conducta de Otto Wester y llama a construir una democracia sería y participativa donde los ciudadanos tengan un rol activo.