Escribe: Jesús Chirino
El Gobierno formado a partir del golpe de Estado del 24 de Marzo de 1976
no descuidó su política cultural, por el contrario prestó especial
atención a la misma. Todo lo artístico-cultural fue de gran importancia
para la difusión de la concepción de mundo que poseían quienes entonces
usurpaban el poder. En las administraciones municipales, tomadas por la
dictadura cívico-militar, se convocó a trabajar a quienes no
desentonaban o simpatizaban abiertamente con la visión que se pretendía
imponer.
En los mundos chicos de las ciudades pequeñas quienes ocupaban puestos
públicos sumaron, a lo que llamaron “Proceso de Reorganización
Nacional”, amigos y figuras locales que contaban con cierto
reconocimiento. El “Proceso…”, según declaraban de manera repetida las
autoridades nacionales, defendía los “principios occidentales y
cristianos” que supuestamente se veían amenazados por la subversión
“apátrida” portadora de “ideologías extrañas a nuestro pueblo”.
En la promoción de su concepción de mundo la dictadura no se limitó a
llevar adelante prohibiciones de todo tipo y las atroces persecuciones a
los artistas también promovió producciones artístico-culturales que
sintonizaban o, por lo menos, no criticaban el modelo impuesto.
Relacionado con la censura a nivel local podemos decir que en el Archivo
Histórico de la ciudad se guardan actas mediante las cuales se comunicó
a las librerías los títulos de las obras prohibidos. También están
aquellas otras mediante las cuales se notificó a los cines el listado de
películas censuradas. Todas estas directivas provenientes de
autoridades nacionales o provinciales no eran caprichosas, en realidad
existían equipos que hacían recomendaciones acerca de lo que podía
permitirse y lo que debía prohibirse en el mundo artístico-cultural. Por
fuera de ese mecanismo los poderes locales podían objetar alguna obra
si la consideraban contraria a los principios supuestamente sostenidos
por el régimen. El Gobierno provincial también emitía directivas acerca
de qué espectáculos podían promoverse.
Comisión de Cultura
Por otra parte, debe recordarse que el poder local no podía nombrar
funcionarios en ninguna área sin el visto bueno de la provincia. En
realidad quien se hacía llamar intendente de la ciudad, no era más que
un comisionado del poder central de la dictadura y su margen de acción
estaba limitado por la concepción verticalista del poder que poseían
quienes lo ejercían entonces.
Por ello es interesante rescatar cómo funcionó el área municipal que
entre 1976 y 1983 se ocupó de la política cultural en la ciudad. Area
que en ese período tuvo importantes modificaciones. Para iniciar ese
recorrido podemos ver que el 3 de noviembre de 1976, desde el municipio,
se emitió un parte de prensa dando a conocer a los integrantes de la
Comisión Municipal de Cultura de Villa María, que realizaba sus
reuniones habituales en la sede de la Biblioteca Mariano Moreno. El
organismo era presidido por Alfredo Alejandro Angeli, en tanto que Mabel
C. V. de Comini ocupaba el cargo de vicepresidenta. La secretaría quedó
a cargo de Sara M. de Kamienski. En los cargos restantes se
incorporaron nombres como los de Olga Fernández Núñez, Odel Sponer, Doly
Pagani, Rosa Tejeda, Marina González, Luisa Loto de Rocchi, Estela
Trento y Néstor Alvarez.
El archivo de la ciudad atesora una serie de hojas mecanografiadas,
copias de los informes periódicos que Angeli elevaba al comisionado y al
secretario de gobierno municipal. La mayoría posee un tono informal y
se hace mención a la actividad de la comisión de cultura permitiendo
acceder a concepciones que se tenían acerca de temas relacionados con la
actividad, como por ejemplo la diferenciación entre el público de
“zapatillas” y “los de gala”.
Las comunicaciones internas, mecanografiadas, mediante la cuales
Alfredo Alejandro Angeli, presidente de la comisión, informaba de manera
cotidiana acerca de las actividades y proyectos del organismo al
comisionado municipal Adolfo Jaca y su secretario de gobierno, permiten
acceder a las concepciones de cultura que predominaban en los
gobernantes locales. Allí puede accederse a datos que permiten advertir
que la cultura era entendida como posesión de sectores sociales
determinados, elites, y que el resto de la sociedad podía adquirirla
adhiriendo a las pautas, normas y gustos que se promocionaban desde el
poder. Bajo esta interpretación puede entenderse la valorización que se
hacía acerca de si a un evento asistían “los de gala” y no los “de
zapatillas”, o que se plantearan contemplaciones impositivas sólo a los
espectáculos culturales “de categoría”. Incluso la necesidad de tener
credenciales, con fotos, que permitieran acreditar la pertenencia a la
comisión Municipal de Cultura.
En marzo de 1978 Angeli dirige una nota al secretario de gobierno
municipal, Daniel Pedraza, pidiendo “sean confeccionados los
respectivos carnés, para poder viajar… a Córdoba” a una reunión con el
“ministro y secretario de Cultura”.
Gala y zapatilla
El presidente de la comisión escribe, para un discurso: “Amigos ADOLFO y
Dr. OLIVA (sic): yo deseo tomen estas líneas, no como una exigencia,
sinó (sic.) como un pedido para que este entusiasmo no se enfríe y
podamos hacer que Villa María trascienda en su aspecto cultural, ya muy
elevando a la máxima jerarquía en la provincia, pues en RIO CUARTO, no
hay actividad y los que vienen de allá quedan maravillados de la
cantidad del selecto público que concurre a los actos - cuando allá van
50 de zapatillas, aquí hay 1.000 de gala- ¿me explico?...”.
Estos datos permiten advertir desde qué concepción de cultura se
trabajaba, lo que no significa que los vecinos reunidos en la comisión
no promocionaran actividades que incluían diferentes sectores sociales,
pero lo hacían desde la visión explicitada en algunas de sus propias
afirmaciones.
En otro discurso redactado por Angeli, cuya hoja tiene como referencia
una anotación manuscrita que reza “Cena de la Amistad: 6/12/76. Sport”,
señala allí que el 15 de octubre Adolfo Jaca lo puso en funciones. La
frase exacta que utiliza Angeli es “nos puso en posesión de la Com.
Municipal de Cultura, yo les dije quién era y qué sabía…”. En el escrito
señala que al reunirse todos los miembros de la comisión Angeli les
manifestó “que sería el ejecutor de lo que todos los demás pensaran y
programaran porque no conocía nada de esta rama…”. De todas maneras
Angeli manifestaba estar conforme con los dos meses de gestión: “Desde
el primer acto realizado el 22 de octubre a la fecha, llevamos 8
cumplidos, el próximo será el 9 del cte. y el décimo el día 16 en un fin
de año de las actividades de esta Comisión de Cultura, que dentro de
nuestras posibilidades hemos tratado de responder a la confianza
dispensada por n. (sic) intendente municipal”.
Avanzando el Gobierno de la dictadura se creó la Dirección Municipal de
Cultural y luego los denominados “grupos de apoyo”. De estos temas y de
las actividades que se realizaron en el período nos ocuparemos más
adelante en este mismo espacio.
Fuente: El Diario, empresa recuperada por sus trabajadores de prensa y gráficos.
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