50 MIL MANIFESTANTES EN PLAZA DE MAYO
El viernes 12 de diciembre más de 50 mil militantes llegaron a Plaza de Mayo luego de recorrer una a cuarenta cuadras por Capital Federal. Las consignas convocantes de la marcha organizada por CTA, Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo y organizaciones sociales desde la Constituyente Social, fueron “El hambre es un crimen” y la implementación inmediata de una asignación universal para todos los niños y niñas del país.
Casi dos centenares de militantes cordobeses llegaron hasta la histórica plaza, entre ellos los manifestantes villamarienses. “Los chicos del Pueblo” ya esperaban ante el palco principal, junto a sus educadores, recibiendo los abrazos y caricias de los manifestantes que en la resolana de la siesta del viernes mostraron que la clase trabajadora se responsabiliza por la dura realidad de los niños argentinos. En la actulaidad seis millones de chicos viven en la extrema pobreza y más de veinte se mueren por día ante de aprender la sprimeras palabras. Entre las organizaciones de DDHH que sumaron su apoyo estuvieron las Madres de Plaza de Mayo línea fundadora y las Abuelas de Plaza de Mayo.
Desde el escenario montado cerca de la histórica Pirámide de Mayo el secretario general adjunto de la CTA, y titular de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE-CTA) Pablo Micheli abrió la lista de oradores diciendo “Para que el hambre exista en este país, que está hecho de pan, tienen que haberlo inventado. El hambre es inherente a este sistema capitalista, y tiene responsables, que tienen nombre y apellido. Esos son los verdaderos criminales. Y también están los responsables, los que no aplican políticas universales que terminen con el hambre. Los responsables son los gobiernos que no quieren distribuir equitativamente la riqueza que generamos entre todos”. Concluyó citando al poeta chileno Pablo Neruda al decir “Evitemos la muerte en suaves cuotas, porque estar vivos exige un esfuerzo mucho más grande que respirar. Por eso, nosotros decimos hoy acá que no sólo vamos a respirar, sino que vamos a luchar hasta vencer”.
Por su parte el secretario general de la CTA, Hugo Yasky, dijo “esta plaza está llena hoy no sólo por el presente de nuestra CTA, sino por todos estos años de lucha en los que la clase trabajadora dijo que no va a ser furgón de cola de las decisiones de la burguesía”. Señaló también que “asumimos con orgullo este abrazo a los chicos porque en la Argentina hay suficiente para darle de comer a todos, y no se hace”. También puntualizó que “Ahora se anuncian subsidios para las empresas y nos quieren hacer creer que esos subsidios derramarán hacia los más necesitados, pero sabemos que eso nunca ocurre. Lo que hay que subsidiar son los bolsillos de los trabajadores, los bolsillos de los jubilados y de los pibes más desprotegidos, con una asignación universal que le llegue a cada familia de este país por cada hijo menor de 18 años”. Más adelante criticó a “los que vienen con el verso de la inseguridad y fustigan a todos los pibes que son morochos o viven en los barrios más humildes. Parece que ahora esos chicos no tienen origen, sino prontuario y nadie habla soluciones reales. Le decimos al gobernador Scioli que lo que hay que hacer es proteger a los pibes, no protegerse de ellos”.
Finalmente, Yasky indicó: “Estamos juntos aquí en esta plaza, decididos a pelear contra el autoritarismo, contra la criminalización de la pobreza, a luchar por la libertad y la democracia sindical. Estamos aquí para exclamar a gritos que es necesaria una justa distribución de la riqueza. Y los que están acá, en la Casa de Gobierno, nos tienen que escuchar. De nuestra parte, asumimos el compromiso de fortalecer la unidad de todos los sectores que seguimos luchando y organizándonos en todo el país”.
Para terminar el acto, Gabriela Almirón, de la organización “Juanito Laguna”, de Santa Fe, y en representación del Movimiento de los Chicos del Pueblo, agradeció “el inmenso abrazo popular que recibieron hoy nuestros pibes” y leyó, emocionada, la proclama “El hambre es un crimen”, elaborada por el Movimiento.
Luego de la bendición del pan por parte de un sacerdote que trabaja con “los chicos del Pueblo”, la multitud comenzó a desconcentrarse, para regresar a cada rincón del país desde donde partieron para participar de ese día de lucha
alegría donde se asumió el compromiso de pelear para vencer el hambre. Ya se prendían las luces de la capital de país y
la Casa Rosada seguía detrás de un vallado que la protegía de cualquier manifestante que quisiera llegar hasta ella.
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