Los delegados gremiales del SUOEM Villa María, de la casa municipal y Cultura, hicieron conocer un parte de prensa en el cual ponen de relieve la necesidad de que el gobierno de Eduardo Accastello comprenda que los trabajadores no son descartables. Si la necesidad que dio origen a la generación del puesto de trabajo sigue existiendo, no hay motivo para que se eche a los trabajadores sin motivo. Máxime cuando se denuncia que uno de las trabajadoras estaba con carpeta médica.
En la comunicación de prensa se pone de manifiesto la distancia entre el comportamiento del funcionario municipal Jorge Mulinetti y el recuerdo que dejó su padre, un bombero que es recordado con mucho amor por la ciudad dado su entrega a la comunidad.
Los municipales, adherentes a la CTA señalan: Hay quienes trabajan para que las cosas no sean justas y eso no está bien. Pero también hay quienes dedican su vida al servicio de la comunidad y trata de brindar lo que tienen para mejorar las cosas y eso es más que bueno. Claro, el contraste suele ser enorme. Quizás fue eso lo que pensaron las empleadas municipales cuando las convocó Jorge Mulinetti, hijo del recordado y respetado “Mula”, para decirles que se daba por terminada su relación laboral con la municipalidad de Villa María.
Pocas horas después Héctor Bersano, también funcionario municipal, salió por los medios diciendo que esta decena de mujeres eran echadas de su trabajo por que el proyecto en que se desempeñaban no había resultado del todo eficaz. Es decir, reconocía que algo no funcionaba adecuadamente, pero echándole la culpa a los trabajadores cuando a quienes le pagan para que las cosas funciones es a ellos, los funcionarios (que no siempre funcionan).
Una de las atareas más importantes que realizaban esta mujeres trabajadores era la de cuidar la vida de los niños y niñas que llegan o salen de sus escuelas. Y lo hacían bien. Tan bien que al otro día ya había problemas a las salidas de las escuelas y el municipio tuvo que mandar otro personal para cumplir la tarea. Lo que demuestra de manera clara que no se había extinguido la necesidad que justificaba el trabajo de las compañeras echadas por Mulinetti y Bersano.
No podemos pensar que el municipio, por ejemplo, dejará sin cuidar las vidas de quienes asisten a las escuelas, por ello es lógico sospechar que detrás de suspensión de estas mujeres hay otro motivos. No sabemos cuáles serán las razones, pero sí entendemos que tienen derecho a seguir trabajando dado que no se ha extinguido la necesidad que originó su contratación ya que se trata de tareas que el municipio no puede delegar.
No sería justo que estas mujeres no puedan volver a trabajar, y que la gente de tránsito deba ocuparse de lo que hacían estas mujeres descuidando otras cosas que hacen. Es decir tampoco sería justo para una sociedad que sufre tantos accidentes que se cobran vidas.
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