martes, 23 de febrero de 2010

Las abuelas encuentran otro nieto


Abrazos

Cuando las Abuelas anuncian que encontraron otro nieto parece ser que todo el mundo anda metiéndose en brazos de otro. Es que pesan, y mucho, aquellos abrazos guardados para quienes no sabemos donde están y cuando los encontramos no queda otra que andar abrazándonos entre nosotros. Al encontrar otro nieto pasa eso, todos encontramos un poco de lo mejor de nosotros mismos. La restitución de la identidad de un nieto es algo que trasciende a esa familia en particular, nos abraza a la sociedad toda. Es una gran contribución de las Abuelas a nuestra identidad colectiva.
Cuando las Abuelas de Plaza de Mayo dijeron que encontraron otro nieto, se dispararon una serie de detalles que hacen a varias historias. Francisco Madariaga Quintela, el nieto, declaró que vivió 32 años como un fantasma y que sentía un vacío que no podía explicar. Es que del otro lado había un padre, y las Abuelas, buscando.
Sin saberlo Francisco sufría el peso de los indebidos silencios, de los ocultamientos, de los pactos mafiosos que impregna la atmósfera que generan aquellos que siguen callando lo que otros tanto ansían escuchar. No puede explicarse racionalmente pero seguro que algo le hacía intuir que faltaba información, seguro algunas veces no se encontraba y es casi lógico que eso pasara, pues le habían ocultado quién era. En algún lugar de su corazón sentía ese vacío entre los brazos de su padre que lo estaban esperando para apretarlo al pecho.
En la conferencia de prensa en que se hizo el anuncio emocionaron los abrazos de Abel Madariaga y su hijo. Y pensar que existen más de cuatrocientos nietos para los cuales también existen muchos abrazos guardados, de esos que se prolongan, que nos ahogan de emoción, de esos abrazos que matan el vacío que podemos sentir.
El papá Abel sabe mucho de eso y lo ha compartido con todos los que le quisimos escuchar, luego de abrazar a su hijo dijo “se me llenó el alma de alegría y sentí la mayor felicidad de mi vida”.
Vos que les esto, si naciste entre 1975 y 1982 y alguna vez sentiste un vacío, pregúntate si no será que existen algunos brazos dispuestos a que te sumerjas en ellos. Acércate a las Abuelas
Jesús Chirino

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