lunes, 28 de abril de 2008

EL DELITO DE OTTO WESTER, QUE ROBÓ UN VOTO

El delito de Wester El daño que Wester infringió al robarse un voto ha sido potenciado por tratarse del Secretario de Gobierno municipal. Es decir, el responsable de las relaciones políticas del gobierno municipal encabezado por Nora Bedano de Accastello, amén de ser ex-concejal y una figura destacada en el partido oficialista. Si la condena, o en este caso la “probation”, encuentra sentido al establecer un mecanismo mediante el cual aquel que delinque adquiere o demuestra haber adquirido conciencia del daño que causó, que Wester concurra a trabaja a un lugar cuando está cerrado, que no pueda ser elegido o elegir por un año, se comprometa a no emborracharse o drogarse por igual tiempo, parece algo mínimo ante el tremendo daño que causó al sustraer un voto siendo él parte del gobierno municipal. Puede argumentarse que Wester no asistió al conteo de votos como Secretario del Gobierno de Bedano, pero hay que recordar que no se encontraba de licencia y en todo momento debía guardar el decoro que le imponía ese cargo y la honestidad que debe tener cualquier ciudadano. Ahora, comprobada la sustracción del voto, atrás quedaron las voces cómplices que desmentían y atacaban diciendo que el periodismo miente. Pero ante este hecho, debe ser decidida y profunda la reacción de repudio por parte de las organizaciones sociales, políticas, gremiales y de toda la ciudadanía que cree en el sistema democrático. Resulta innegable que en su momento existieron algunas posiciones “demasiado tolerantes” por no decir cómplices de este tipo de actitudes que tanto dañan la democracia. La conducta de Wester no ha sido una “picardía política”, en realidad cometió un delito y da la sensación que en la justicia cordobesa fue atendido por una cara que ésta no tiene con los pobres. De ser así, quizás Wester no ha adquirido dimensión del daño que produjo al demostrar que no le importa la voluntad de los ciudadanos, , entre otras cosas. Es más quizás solo está esperando que pase el año para regresar a algún cargo (electivo o no) en organismo de gobierno, a la enseñanza (manteniendo posiciones ética ante estudiantes) o directamente para “operar” en alguna elección. Dado que, no nos engañemos, el sentido común señala que si bien se comprobó la sustracción de un voto, un Secretario de Gobierno no encara tal riesgo por un importante pero único voto. Por ello, resultaría más que interesante conocer, de manera clara, la posición de quienes hoy son autoridades electas por el voto de los ciudadanos. Por último, hay que reconocer la fuerza de la movilización popular que partiendo desde la valentía del joven que denunció el hecho, se hizo escuchar en la justicia, que de otro modo quizás no se enteraba de nada. CTA, Villa María

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